Yo, atleta

Tiempos, puestos, resultados… Eso es lo que la mayoría de ocasiones conocemos de un atleta. Sobre todo en los casos de aquellos que no ocupan portadas, porque su deporte reduce la atención a los grandes puestos o, lamentablemente, los escándalos.

Poco importa cuando este mismo no lo hace bien, que más da, habrá otro igual, que corra o salte más, que sea mejor o que simplemente esté en estado de gracia y cruce la meta en primera posición. Es reemplazable, si no es él, otro será. No importa como pieza, porque no es fundamental para ningún equipo salvo para él. Así queda relegado, deshumanizado. Ni mejor ni peor que otros, simplemente, no es el ganador.

No conoceremos su enorme cuarto de baño con SPA (que segurísimo lo tiene), ni cómo se prepara físicamente, ni ese nuevo corte de pelo, que era un cambio no una moda. No sabremos que quizá esté entrenando mejor que nunca, que se cuide aún más porque no quiere más grasa de la necesaria que lastrar. No se conocerá su sufrimiento y agotamiento, ni siquiera sus lesiones, enfermedades o preocupaciones. Que más da, solo es uno más.

No importa que lleve meses sin cobrar, que le deban dinero o que no tenga méritos para ganarse una beca que en cualquier momento le pueden volver a quitar. Eso no importa, ni al banco que sí es puntual. Que nos importa que le sea tan caro conseguir un dorsal, solo porque le den la ilusión de una oportunidad. Que pierda dinero y tiempo de estar con los suyos persiguiendo la sombra de un sueño…¿qué sueño será? Nos da igual, porque hasta a él a veces se le olvida con toda la carga que lleva en esa pesada mochila que le frena por detrás. Pero si alguna vez nos viene a la memoria, seguro que está feliz, porque hace lo que quiere, lo que le gusta… Damos por hecho que tiene que sonreír, porque como no sea así, ya no nos gusta, vaya borde.

Para qué valorar, que hasta los días que ya no tiene ganas, vuelva a la carga, a entrenar, e intente positivizar y piense: «se que llegará, porque estoy trabajando mi suerte«. Que lleve su cuerpo hasta la extenuación, que devuelva o que acabe una serie llorando, por impotencia, rabia, la frustración de ver que su cuerpo responde pero no lo hace cuando él lo necesita. Quien sabe, quizá todo esto solo sea una exageración. Qué importa que haga frío o aire, qué importa que tenga que pagar para poder usar cada día una instalación. Qué mas da, no es el mejor. Tampoco importa si luego no ha podido dormir, porque el entrenamiento y el cansancio no le dejan, porque las preocupaciones le atormentan, o simplemente porque el de arriba esté con obras y no le deje descansar. ¡Qué mas da!

image

No nos importa él y su amor. Ese amor que pasa por un bache.: «mi querido tartán, no me hagas sufrir más». Ni ahora ni cuando ese amor le hacía volar y se deslizaba con cariño por ese tartán. Ahora esa pista es dura, fría y él no vuela. Siente que le devuelve ese rencor arañándole con unos clavos que ahora parecen más afilados. No importa lo que nadie ve, las veces que el se acurruca sobre esta superficie, aún con rabia y cansancio contenido, pero suplicando su perdón. » Sé que son tantos años, perdóname. Tú me has dado todo y también me lo has quitado, al igual que yo muchas veces a ti te he culpado. Solo prométeme que me volverás a hacer sonreír«. Para qué saber o conocer lo insalubre de este amor, las ganas del deportista por volver a disfrutar de ese subidón, que a veces no es una victoria, sino el simple hecho de haberlo logrado: superación.

No es modelo, no tiene millones de seguidores, no sabe de belleza (aunque quizá sí pueda darte el ‘tip’ de cómo conseguir que las ojeras se instauren en tu rostro y no te abandonen durante todo el año). Si al menos fuera algo de todo esto, quizá si nos interesaría…¿no?.

Puede que hable de tí o de mí, o de muchos grandes deportistas que ante esta situación se hayan diluido y ni siquiera hayamos reparado en que ya no están o que pronto se marcharán. Quién sabe de qué habla esta loca enamorada, o mejor dicho: ¿a quién le importa?.

A mis compañeros de entrenamiento, remolques diarios para seguir empujando. A todos aquellos quienes no conocen solo a Macias1500, sino que pese a conocerla, siguen queriendo a ISA.

3 respuestas a “Yo, atleta”

  1. Para mi siempre serás Isa, siempre luchadora, siempre campeona. Para mi siempre serás esa niña vestida de verde que quería demostrar al mundo que no era débil.
    Sigue siendo ISA siempre, que es lo que te ha hecho ser la GRAN persona que eres.

    Me gusta

Deja un comentario


Crea una web o blog en WordPress.com