Volver a ponerse de corto a veces un privilegio que no valoramos, y yo ayer lo hice y de qué manera. Hace un mes ni siquiera sabía si podría ayudar a mi club en la Copa de la Reina, estaba bien, aunque mis dolores siguen sin remitir. Puedo entrenar de manera inteligente y eficiente, pero la exigencia de la competición es una incertidumbre que lleva semanas rondándome.
Me reconfortaba la idea de pensar, que si fuese necesario, sabía que hasta el 800 mi pierna aguantaría y podría aportar mis puntos al Scorpio. Pero eso para mí, nunca es suficiente. Tras meses de diferentes pruebas, de no saber qué pasa y seguir sin diagnóstico, comprobaba que haciendo todo lo que mi cuerpo me ha permitido, he conseguido, pese a muchas dificultades y dudas, ponerme en forma. Pero la historia de mi lesión, para otro post…o para dos, porque la historia sigue sin final feliz.
Aún así, en el punto crítico del todo o nada, decidí con toda la responsabilidad, asumir el reto de correr el 1500, ya que si quiero lo que quiero, tenía que dar este paso al frente, pese a todos los miedos.
ELEFANTES EN EL ESTÓMAGO
Ayer no hubo mariposas, hubo elefantes, pisoteando la cacharrería de mí estómago. Calentando me notaba algo resentido mi maldito cuádriceps, pero me sentía optimista. Luis vino para apoyarme, sabía que necesitaba un salvavidas en el que sentir un apoyo ante semejante marejada. El marido dejo paso al entrenador inteligente que hay en él. “Tu batalla hoy es otra”, y que razón tenía. Debía ser lo que nunca he sido muchas veces en la pista, racional y calmada, dejar la pasión para cuando el cuerpo sepa que puede. Pude confiar en la táctica que desde fuera se me recomendaba al 100%, porque por una vez sabía que era la lectura más correcta para la carrera y para mí.
Iba transcurriendo la competición como desde la grada Luis la veía. Y yo me sorprendida frenando a mi fiera hambrienta de competición. No saltes al cambio, espera…ten calma que todo llegará. Pasaban las vueltas y cada vez confiaba un poquito más en mí. Algo de incertidumbe, de sensaciones olvidadas, lejos de dónde mi alma deseaba, pero todo parecía encajar un poco más.
Y al cruzar la meta, ahí estaba, yo, llorando y riendo. Fiel reflejo de mi misma y mi situación. En el mismo sitio donde hace un año sufría el peor ataque de ansiedad de mi vida, ayer sentía un nudo completamente diferente, una felicidad histérica.
La lucha de Macias1500, la inconformista que me decía: «tenias que haberte marchado detrás, arriesgar y devorar». Mientras Isa Macías decía que no había estado tan mal, que era un gran paso para ahora empezar a arriesgar, que recordase todo lo que llevaba este invierno. Pero Isa, solo Isa, sentía un nudo que no le permitía coger aire, se sorprendía aliviada y extasiada, decepcionada y tremendamente feliz. Isa luchaba entre Isa Macías y Macías1500, mientras parecía una quinceañera completamente enamorada de un deporte que parecía para ella nuevo.
SUÉLTATE EL PELO
Así que como mi coleta, me sentía un poco más liberada. Parece una tontería, pero en cada momento, en cada temporada, siempre he llevado un peinado diferente, una puesta en escena que a veces refleja más allá que estética. Ayer tocaba dejar la melena al viento, dejar fluir todo, natural, sin tensiones y sin ataduras: simple.
Algunos más también se fijaban en el hecho de correr así… ¿y por qué no? No me molesta, de hecho, me encanta. El pelo volando al viento. Ahora solo toca que le siga el cuerpo.
Fotografías de Sport Media. Gracias por regalarme un recuerdo gráfico tan bonito para mí.
3 respuestas a “La vueta a los ruedos”
Enhorabuena!! Que ilusión volver a verte ilusionada. Y lo mejor de todo, es solo el principio.
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Eres todo un ejemplo de lo que la pasión y valentía pueden lograr cuando se juntan en un cuerpo que ha nacido para correr. Me alegro mucho por ti. Paciencia que todo llegará, no te rindas Isa! 🐯
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Con melena o sin melena siempre has sido una luchadora, a parte de preciosa 😉
Ánimo Isa, cada piedra en el camino contruye tu persona y al final la recompensa sabe mejor.
Mil besos.
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