Llega ese momento, ese…ese en el que a partir de ahora la estancia en casa es lo que ocurre entre coladas y cambios de maleta. También debo decir, que pese a ser el más ‘cansado’ es el que más se disfruta: el de la competición.
Ayer comencé mi tour al aire libre en la ciudad francesa de Marsella, no conocía ni la ciudad ni el meeting, pero era el momento de empezar a mover las piernas. Así que ahí estaba, bajo un sol abrasador a las 15:30, una hora más propia de dormir que de estar dándolo todo en el tartán. Pero hay que adaptarse y disfrutar, y eso hice yo. La carrera se presentaba acorde a lo que buscaba para empezar, mi objetivo era parar el crono por debajo de 4’10”, pero aquí nunca se sabe y las carreras nunca son de libro. Bueno, ni las carreras ni yo… que salí de una manera desastrosa y tuve que ir remontando todas las rupturas que en el grupo se iban produciendo.
Pero ayer no miraba el crono, iba perdida rítmicamente, llevaba mucho tiempo sin correr a un ritmo así… solo pensaba en los huecos, podía avanzar, adelantaba y a por la siguiente. El toque de campana pareció despertarme, ¡madre mía que atrás voy! Thomas y Sujew me metían muchos metros. Daba igual, a por ellas. Por la ría dejé atrás a la gemela, la británica se me resistió. “¡Pero si se me ha quedado corto¡” pensé. Me había sentido muy bien, corriendo fluida, suelta, disfrutando…estaba contenta.
Pero, y ahí vienen mis ‘peros’, no estaba satisfecha. Empecé a darme cuenta de que había salido con falta de confianza y que en el momento del paso del 800 me faltó decisión. Ahí empezaba mi “mie*#$da, por qué no habré hecho esto…o lo otro”. Porque a toro pasado, que bien sabemos correr. Lucha entre la exigencia y el optimismo, tremenda batalla siempre.
Llegué al hotel, toda la tarde por delante… ¿qué hacer? Pues sencillo, me fui al mar. En el tartán había dejado atrás muchos fantasmas, que en el mar de Marsella se quedasen todos los demás. Así que como el mar, me calmé, lo positivo flotaba y lo negativo se depuraba. “He corrido mal y aún así he hecho 4’11” ” mismo concepto pero el discurso cambiaba. Había dado un pequeño paso de gigante para mí. No era un marcón, no era mínima…pero era el comienzo para lograrlo. Para bien y para mal, las experiencias suman y de esas ya voy teniendo unas pocas. Vuelvo a ese estado de sentirme ilusionada como una niña, algo perdida pero recordando poco a poco todo lo aprendido. Construyendo los pilares para algo muy bonito: mis sueños.
Construyendo los pilares para algo muy bonito: mis sueños.
Así que de ayer lo menos importante fueron el crono y el puesto, fue un reencuentro. Me demostré que estoy preparada para mover rápido mis clavos… ¿lo estarán ellos?

Una respuesta a “Pequeños pasos de gigante”
GUAPIIISIMAA A SEGUIR SOÑANDO…NADA ES IMPOSIBLE
Me gustaMe gusta