El mes ha empezado oficialmente, pero parece que hasta mañana el mundo no retoma su ritmo normal en este país (menos para los políticos, que parecen llevar su propio ritmo). Esta semana comienza el curso escolar, ya son más aquellos que han disfrutado de las vacaciones que quienes quedan por hacerlo. Y como no, el gimnasio está más lleno que el día de los propósitos del año nuevo.
Y es que para muchos quizá septiembre sea el verdadero enero, a mí por lo menos me parece más importante (y seguramente a muchos atletas les ocurra igual). Para mí, que cuento y recuerdo la vida por temporadas y no por años naturales, es uno de mis meses favoritos. Haya sido bueno o malo el anterior curso deportivo, empiezas de nuevo con ganas y es como la nueva agenda en blanco que siempre estreno: nuevas citas, nuevos horarios, nuevos retos, nuevos sueños…todo ello aún sin límites marcados.
Para mí, que cuento y recuerdo la vida por temporadas y no por años naturales, es uno de mis meses favoritos
Disfrutar de esa ilusión es propio de este mes, el que se reconoce por los libros sin estrenar para los niños, en el que aún puedes ir a tomar algo a una terraza después de trabajar, en aquel que estrenas zapatillas y no hace tanto calor para rodar. Septiembre siempre ha tenido ese aura especial, quizá porque más que nunca me he empeñado en que me merezco volver a disfrutar. Por ello en tan solo cuatro días me ha dado tiempo a comenzar la nueva temporada, a tener agujetas, a encontrarme bien y a sufrir de nuevo esa parestesia en el cuádriceps al competir. Pero solo el poder haber sufrido, disfrutado, trabajado y luchado en este arranque de mes, me refuerza en mis propósitos para mi nuevo año y me recuerda mi trabajo: empezar a ocuparme y dejar de preocuparme. Sin más expectativas que las que me lleven a disfrutar, mi deber es seguir trabajando para recuperar mi espalda, ver a más especialistas o lo que haga falta. Porque en el giro que he impulsado, sé que la inercia es más que buena y hay que ayudar a que así siga.
Así que me he planteado una serie de propósito para que todo el engranaje funcione mejor. El primero recuperar la puntualidad, no querer estirar el tiempo en hacer más cosas, aquellas que haga deben tener su importancia y por ello se merecen ese respeto que el frenesí me lleva a olvidar. Eso también me ha hecho ver la necesidad de reservarme un tiempo a mí, a quererme y mimarme, y dejar que también lo hagan los demás. A seguir aprendiendo, ya sea estudiando, entrenando, trabajando o simplemente viviendo. Que tú que me lees me acompañes en ello será todo un privilegio y un honor que compartas conmigo cuales serás los tuyos.
Huele a asfalto, empieza a verse de cerca el cross y anhelo el calor del indoor. Septiembre: qué bonito eres.